jueves, 3 de abril de 2014

CACHORRITOS PEQUEÑITOS





Elección de un cachorro: 

La elección de un cachorro nunca debería basarse en un capricho pasajero cuando se ve en el escaparate de una tienda de mascotas (esos son los típicos cachorros que más posibilidades tienen luego de ser abandonados), debería basarse en una elección meditada y responsable. 


En cuanto al sexo del perro, decir que en general los machos son más dominantes y más espectaculares que las hembras. Si nos vamos a hacer un ejemplar de una raza de fuerte carácter y no tenemos experiencia, lo mejor es elegir una hembra. Por otro lado, las hembras suelen tener dos celos al año y eso puede ser una incomodidad si no pensamos criar. En general, las hembras son más cariñosas y menos “fuguistas” e independientes que los machos. 



El carácter de un cachorro puede que no tenga que ver con el de un perro adulto, pero como norma general no se debería elegir un cachorro que demuestre signos de agresividad o de mucha dominancia, ni un cachorro tímido y asustadizo. El cachorro, al igual que el adulto, debe estar equilibrado. Leernos el “Test de Campbell” nos puede ser de gran utilidad a la hora de elegir un cachorro. 



Otro punto muy importante a considerar es la calidad del perro. Un perro malo (según su Standard de belleza) tiene los mismos gastos de alimentación, vacunas, etc., que uno bueno (según su Standard de belleza). La diferencia está únicamente en el desembolso inicial. Además, un perro seleccionado es fácil que esté libre de las graves taras genéticas propias de la raza (la temida displasia de cadera, displasia de codo, monorquidismo, prognatismo, entropión, etc.) que pueden hacer sufrir de por vida al animal y a nuestros bolsillos. Por otro lado, un macho bueno y bonito va a ser fácil que nos lo pidan como semental, con lo cual podremos recuperar fácilmente su coste inicial y además tendremos un gran perro durante muchos años. 



Si la elección del cachorro se va a basar en la utilidad posterior que esperamos que el perro nos repote, hay que ser también extremadamente cuidadoso en lo que hacemos.



Cuidados del cachorro:

Lo primero que debe hacer un criador cuando nacen sus cachorros es colocarles en las mamas de la madre, para que tomen cuanto antes su primera comida, calostro, que contiene anticuerpos. Los anticuerpos inmunizan pasivamente a los cachorros durante las primeras semanas de vida y éstos quedan inmunizados activamente con las vacunaciones.

El periodo más peligroso durante la vida del cachorro es durante las dos primeras semanas de vida.

La lactancia materna se debe prolongar, siempre que sea posible, hasta que los cachorros tengan un mes y medio o dos meses. Durante este periodo hay que proporcionar a la madre una alimentación de alta calidad y en cantidad suficiente para que cubra sus necesidades de nutrición y las de sus cachorros, sin debilitarse. La cantidad de alimento dependerá del número de cachorros que tenga. Si la madre no tuviese leche suficiente para amamantar a toda la camada, lo mejor es administrar a todos los cachorros un suplemento artificial. En cualquier caso, a partir de la tercera semana desde el nacimiento de la camada, podemos ir dando progresivamente a los cachorros una papilla de destete como complemento a la leche materna.

El destete debe hacer poco a poco, sin brusquedades. Puede empezarse a partir de la tercera semana y terminarse hacia la octava semana. Se puede realizar con papilla de destete o dando a los cachorros el mismo pienso que toma la madre, pero humedecido en agua hasta formar una papilla y a temperatura ambiente.

Una vez tenemos al cachorro en casa, hay que tener en cuenta que para él todo a su alrededor (incluso nosotros) es nuevo. Tendremos que tener mucha paciencia con él, hasta que se habitúe a su nuevo entorno.

Debemos seguir dándole el mismo alimento (de alta calidad) que tomaba en el criadero y si se lo queremos cambiar, hacerlo paulatinamente durante varios días. Lo mejor es darle de comer tres veces al día hasta que cumpla seis meses, dos hasta el año y una a partir de entonces. En razas propensas a la “torsión de estómago”, lo ideal es alimentar al perro dos veces al día durante toda su vida. Debemos dejar agua fresca y limpia siempre a disposición del perro.

No deberíamos sacar al cachorro a la calle hasta que éste tenga todas las vacunas que le correspondan y éstas le hayan hecho efecto. Los virus están en lugares por donde han pasado otros perros y en sus excrementos y orines. A los adultos vacunados no les afectan, pero a los cachorros mal protegidos o sin proteger, si que les afectan. Como norma general, antes de vacunar a un cachorro (o adulto) hay que desparasitarlo.

Los cachorros necesitan dormir y descansar mucho. Desde que llega a casa debemos proporcionarle un lugar resguardado donde se sienta cómodo y seguro y donde pueda dormir sin que se le moleste. Ese es un buen lugar para ponerle el agua y donde darle de comer. Lo ideal que esté cerca de sus dueños y no aislado. Por otro lado, hay que proporcionarle todo el ejercicio que necesite, pero sin forzarle. El cachorro debe hacer el ejercicio que quiera y cuando quiera. 





Educación del cachorro: 

La educación del cachorro no hay que confundirla con el adiestramiento. A un cachorro se le debe empezar a educar en la convivencia con los humanos a partir del segundo o tercer día desde su llegada a casa. El adiestramiento no se debería empezar hasta los seis meses. Por otro lado, las bases de una buena educación son las bases de un buen posterior adiestramiento.

La primera orden que hay que enseñarle es: “NO”, para a partir de ahí enseñarle en positivo.

Es muy importante la coherencia. A un cachorro no se le puede prohibir subirse al sofá un día y al día siguiente permitírselo. No se le puede regañar por haberse comido una zapatilla y al día siguiente darle otra. También es importante darle siempre las órdenes utilizando las mismas palabras.

Hay que tener mucha paciencia al enseñarle las normas básicas de convivencia. El cachorro no habla nuestro idioma y captará lo que esperamos de él por la repetición y por el tono de nuestra voz. Cuando haga lo que queramos que haga, habrá que felicitarle muy efusivamente para que se de cuenta de que eso es lo que queríamos que hiciese. No hay que castigarle mientras está aprendiendo una orden, pero si cuando estemos seguros que comprende perfectamente lo que esperamos de él y no quiere hacerlo; el los casos de clara rebeldía.

La mejor forma de educarlo es poniéndose uno en su lugar, tratando de pensar como pensaría él; teniendo un poco de psicología canina. 



Imagen de algunos de los perros que fueron abandonados a las puertas del alberge.

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